Al salir a la calle
hundo mis pies
en la miseria nominal
que somos las personas individualizadas.
No hay saludos
no hay buenos días
somos como extraterrestres
cada uno de un planeta,
cada uno de un país
-la república independiente de mi casa,
pregonizaba un anuncio televisivo-
todos extranjeros.
Masa cortada para un pastel
que no se puede hacer.
Al salir a la calle
hundo mis pies
en esa masa vorágine
deboradora de personalidades
e inquietudes, de sueños
y esperanzas, de locuras y corduras.
Mis pies hundidos
el cerebro apagado
el corazón podrido
y yo sigo gritando
ese sueño que es destino...
anarquía!!
viernes, 31 de julio de 2009
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